viernes, 6 de diciembre de 2013

La Princesa Diana y Dodi Al Fayed


Al liberarse y divorciarse la transformación de Diana es patente. El cabello más corto, rubio, una figura atlética e impresionante seguridad. Sigue siendo la delicia de los fotógrafos. Pero ahora combina su frívola afición por la ropa cara con la ayuda a los más desamparados.
Es la princesa humana y solidaria que sorprende a todos con sus viajes a Bosnia o a Angola. Su cruzada por erradicar las minas antipersonales y de impulsar una campaña mundial con el objetivo de prohibirlas es seria y trascendente. Igualmente el apoyo que brinda a mutilados por la guerra, ancianos o enfermos con sida. No necesita guantes para tocarlos.
De pronto tiene ideas geniales. Como la de rematar, en julio de este año, los vestidos que usó cuando fue esposa de Carlos. No sólo borró definitivamente su imagen de compradora compulsiva sino que reafirmó su figura de embajadora de buena voluntad. El dinero obtenido de la venta contribuirá a desarrollar sus obras de caridad.
En la galería Christie's de Nueva Tork, los 79 vestidos de fiesta de Di significaron una suma de más de tres millones de dólares. Nadie lo podía creer. Uno de los más caros fue el llamado "Travolta" (que lo usó la noche que bailó con Travolta en la Casa Blanca de Reagan), se remató en nada menos que 222,500 dólares.
Estos últimos meses habían sido buenos para Diana. Comenzó a salir con Dodi Al Fayed, también divorciado e hijo de Mohamad Al Fayed, millonario de origen egipcio dueño de la cadena de la tradicional tiendas Harrod's, un símbolo nacional. Se enamoraron. 
El primer encuentro tuvo lugar en Saint Tropez, en la casa del millonario. Allí acudió Diana con sus hijos a pasar las vacaciones de julio. Luego, la princesa y Dodi partieron a un crucero de dos semanas por Córcega y Cerdeña. Los paparazzi captaron el romance (las fotos se transaron en el mercado en 450,000 dólares) que Diana a su regreso no intentó ocultar. Nuevamente las especulaciones. Diana cristiana y Dodi mahometano. Si realmente se casaban, ¿qué podía suceder?
"Han sido las vacaciones más hermosas de mi vida", repitió Diana una y varias veces. También serían las últimas. 

EL ACCIDENTE

"La van a matar", dijo Fergie algunas semanas antes del accidente. El acoso de los paparazzi a la princesa Diana era ya preocupante. Una persona pública, tan pública como Diana, fotografiada diariamente durante 17 años, protagonista de la más célebre historia de amor y odio, casi reina del imperio más antiguo del mundo, y -fundamentalmente- madre del futuro rey de Inglaterra, ¿tenía legítimo derecho a una vida privada? Se sabe que Dodi, tiempo atrás, había contratado a un relacionista público para darse a conocer en Hollywood y luego mejorar su imagen ante los ingleses. Paradójico. Con Diana, sin embargo, empezaba a conocer las virtudes -y la necesidad- de la privacidad.
Su padre Mohamed Al Fayed no es una persona grata en los empingorotados círculos de Gran Bretaña, a pesar de su enorme fortuna (la número 14 en Inglaterra). Ha estado en ceremonias oficiales de la realeza desde hace varias décadas pero por nada se le otorga la nacionalidad que él tanto aspira.
La noche del 31, el chofer oficial había abandonado primero El Ritz, solo, como señuelo. Quedó al volante un hombre de seguridad del Hotel, Mr. Paul, once años trabajador del Ritz, experto en manejar carros Mercedes Benz blindados. Había seguido un curso en Stuttgart, en la misma MB. El problema era que había tomado el equivalente a una botella y media de vino con el estómago vacío: "A ver si me alcanzan", les dijo a los paparazzi motorizados que no habían caído en el engaño y aún esperaban en la puerta. 
Las últimas fotos conocidas indican que hubo un altercado en la puerta del Ritz. Primero a Dodi se le ve discutiendo. Luego, él y Diana se agazapan en el asiento trasero. No llevan puesto cinturón de seguridad. 
Un nuevo testimonio habla de una motocicleta zigzagueante delante del automóvil. La Mercedes ha ofrecido sus peritos para estudiar el caso y recalca que si bien el velocímetro se encontró trabado marcando 196 kph., esto no necesariamene significa que hayan estado viajando a esa velocidad. El violento impacto pudo haberlo dejado así. También se habla de un poblema de diseño del túnel bajo el Puente del Alma: sus pilotes centrales carecen de protección para los automovilistas. Cinco de los fotógrafos serán enjuiciados, ya que -investigación al margen- en Francia existe la ley del buen samaritano, donde las personas están obligadas a socorrer a los heridos. Además, en una emergencia médica existe lo que se llama "La Hora Dorada", tiempo crucial para salvar una vida desde que sucede un accidente. Un médico francés que pasó fortuitamente por el túnel intentó asistirla, sin saber de quién se trataba. La encontró con la cabeza gacha, ahogándose en su propia sangre. Corrigió su postura y por su reacción covulsiva se percató que había sufrido un traumatismo encefalocraneano. A Diana recién pudieron liberarla una hora después del choque. Según testigos los paparazzi prefirieron tomar macabras fotos, y algunas ya han sido publicadas en el medio más sensacionalista del mundo, el infame "Bild" de Alemania, cuya carátula la televisión ha reproducido distorsionando electrónicamente las fotos en cuestión.
Al día siguiente, mientras que algunos turistas contemplaban la boca del túnel con congoja, otros se dedicaban a recoger pedacitos del Mercedes como si fueran reliquias. 
Alrededor del mundo, la gente tomaba partido. Ella nunca tuvo clase, decían en una peluquería limeña. Carlos tiene la culpa, se aseguraba en una conversación por celular. Los mandaron matar, decían en el mercado. Aisladamente, se reportaban palizas injustificadas a fotógrafos en diversos puntos del globo.
A través de su portavoz, el padre de Dodi declaró: "cambiaría el Harrod's y el Ritz por las vidas de Diana y Dodi". Simultáneamente, una de las vitrinas de Harrod's mostraba sendos retratos de la pareja.
El fiel guardaespaldas de Diana, el único sobreviviente, tiene la última palabra.

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