Sin música la vida sería un error‘, sintetizó en una célebre frase el filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Inherente a la naturaleza humana, este arte tiene el potencial de conectar con las emociones más profundas: enseña, estimula, sensibiliza, evoca, conecta, sana… En definitiva, nutre el alma.
Teniendo en cuenta su importancia en la vida de las personas, en el mundo existen numerosos proyectos solidarios que utilizan este arte para potenciar el bienestar individual y social. Tal es el caso de Música para el alma, una iniciativa liderada por músicos de Argentina que acerca sus melodías a personas que atraviesan por situaciones difíciles: hospitales, escuelas, geriátricos y cárceles son sus escenarios más frecuentes.
Música para el alma surgió en 2011, cuando la flautista profesional de 34 años María Eugenia Rubio estaba transitando los últimos momentos de una grave enfermedad. Allí fue cuando ella y sus compañeros de orquesta conocieron a la Fundación Salud y comenzaron a organizar conciertos para todos aquellos que estuvieran transitando una experiencia similar. “Ya desde el primer concierto, una decena de músicos del Teatro Colón y de otras orquestas nos dimos cuenta de que tocar en una situación así producía en nosotros y en la gente que escuchaba una conexión muy profunda, algo muy diferente a lo que sentimos en una función convencional”, explicó a ADN Jorge Bergero, violoncellista de la orquesta estable del Teatro Colon y uno de los impulsores del proyecto.
Fue en esta experiencia donde los músicos pudieron reafirmar el para qué de su profesión. A partir de entonces, Música para el alma se convirtió en un espacio donde concertistas y oyentes se unen para generar un momento mágico,fortaleciéndose recíprocamente para rescatar la alegría y entusiasmo por la vida. En términos de Bergero, esta iniciativa quenace del amor y de la pérdida tiene como objetivo “lograr que la música deje de ser un fin para transformarse en un medio, que acaricia, sana y comulga, uniendo a todos en uno. Un espacio donde se desdibuja la línea entre el músico y el oyente, el sano y el enfermo”.
Luego de un año de trabajar junto a la Fundación Salud, la organización comenzó a desarrollar conciertos en distintas partes de Buenos Aires, extendiéndose también a provincias como Córdoba, Mendoza, Neuquén, Misiones, Bariloche y Salta. Los músicos pueden inscribirse a través de su página web, sabiendo que todos los conciertos son voluntarios: en la actualidad, Música para el alma está conformada por miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional, Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, Orquesta Filarmónica del Teatro Colón, Orquesta Estable del Teatro Colón, Orquesta del Tango de Buenos Aires, Camerata Bariloche y Coro Estable del Teatro Colón, además de otras personas y grupos que contribuyen a su realización. Son en total unos mil músicos que integran esta red solidaria.
Como explica Bergero, el trabajo consiste en “elegir una Institución para ir a tocar y hacer una convocatoria a los músicos por mail.
No hay ensayos, se interpretan obras conocidas y cortas del repertorio clásico, y arias de óperas”. Durante el primer año, los establecimientos elegidos fueron principalmente hospitales públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como el Garrahan, Gutiérrez y Elizalde. También estuvieron en centros de salud mental, hogares de ancianos, cárceles de mujeres, comedores sociales y escuelas de educación especial.
No hay ensayos, se interpretan obras conocidas y cortas del repertorio clásico, y arias de óperas”. Durante el primer año, los establecimientos elegidos fueron principalmente hospitales públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como el Garrahan, Gutiérrez y Elizalde. También estuvieron en centros de salud mental, hogares de ancianos, cárceles de mujeres, comedores sociales y escuelas de educación especial.
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